jueves, agosto 23, 2007

DOMINGOS (Jerjes Olavarria Gallardo) HOMENAJE A MI PADRE

Los domingos despierto sin riquezas, soy muchisimo mas pobre,
cuelgo harapos con hilachas en los cordeles del alma,
los domingos siento frio por mi sangre,
mas pequeño un tanto mìstico y apagado,
deambula por mis sienes el espiritu errante,
los domingos calo huesos de penumbra,
tortura el seno del nirvana de mis ojos las angustias.

Por la esquina de mis manos, un nudo electrico de envidias
me corroe cada yema incautivada,
tomados de la mano con mi lìrica tristeza
voy al psiquis de las calles pregonando las
siluetas pasajeras, telepaticos secretos y deseos,
son aquellas ansias que los hombres nos permiten conversar,
los trasmito con mis iris populares, irrigada de expresiones
a las libres humanidades del corazon.

Los domingos tengo menos blanco el estuco perforado
del nidal divino y cansado de navegar por los recuerdos,
busco el drastico color de los olvidos,
ademas acerco las imagines talladas del pasado,
con la pintura relevante de la vida que solloza con mis
lagrimas de la humedad de la alegrìa.

Los domingos hay rupturas soterradas
penetrando las cavernas infinitas
donde puedo estar perdido o descubierto
regalando mis poemas, los misterios de la mente atribulada
otros dias los mas simples, entrego mis sonrisas,
contagiando mis placeres los primores,
prodigando sentimientos pastorales,
proponiendo procesiones de ternuras
enganchando a cada ser mis esplendores.

Los domingos tengo penas por mis sueños
que develan solo en eso, en ilusiones
en fatigas esotericas truncadas
en maneras reposadas con suspiros
y susurros encerrados sin nacer.

Hoy domingo cuando escribo a las pasajeras
y concierto las caricias de las hojas tan inmoviles y serenas
como el eco del silencio, es la musica del coro de la misa,
son las voces y la letra del cantante de la radio,
en la dulce melodìa de la vida ensanchando los portales de la dicha
que regresa de su viaje sin adios a la tristeza,
con sus abrazos mas cerrados y joviales
que los àridos y abiertos del ayer de la partida.

aunque debo despertar todos los dias
no debiera amanecer cada domingo
con el pardo pesismismo aplastador,
debiera recogerme en sus colores de naranja,
observar el libro azul del claro cielo,
el relaje del verdor de primavera
y vivir mientras vivamos tributarios y poetas.

No hay comentarios.: